martes, 3 de enero de 2017

Reducir el riesgo de cáncer

Los hábitos de alimentación están relacionados con un 35 % de las muertes causadas por enfermedades cancerígenas.

PRODUCTOS SUSCEPTIBLES DE CAUSAR CÁNCER
Los alimentos ricos en grasas están estrechamente vinculados con el cáncer de mama y del intestino. No obstante, aún no se ha podido determinar el tipo de relación existente.
El consumo de bebidas alcohólicas te expone a contraer cáncer de boca, de garganta, de esófago, de estómago, de hígado y del intestino. Aún no se ha podido determinar si es el alcohol en sí, o bien algún otro ingrediente. Sin embargo, se ha podido confirmar que el alcohol, en combinación con el
tabaco, ya sean cigarrillos, puros o pipa resulta ser especialmente tóxico.
Los alimentos en salsa vinagreta y otros, con un elevado contenido de ácidos, figuran también entre los productos considerados como cancerígenos, los cuales facilitan el desarrollo del cáncer estomacal.
Una vez en el estómago, los nitritos y nitratos, utilizados como preservantes de la carne, pueden conocerse en productos químicos potencialmente
cancerígenos, denominados nitrosaminas. En la actualidad se les añade vitamina C con el fin de reducir este riesgo.
Los pescados y carnes preservados con sal también son considerados posibles causantes de cáncer de garganta, por lo menos en aquellos lugares donde todavía se utilizan esos métodos de conservación.

LA  PREVENCIÓN DEL  CÁNCER
Los especialistas en cáncer han publicado una serie  de recomendaciones alimenticias basadas en los resultados de sus estudios:
• La grasa debe constituir un 30%, o menos, de tu consumo calórico diario.
• El consumo diario de fibra se ha de incrementar gradualmente hasta llegar a los 20 a 30 grs.
• Se han de comer frutas y verduras frescas a diario, para garantizar un buen suministro de vitaminas y minerales.
• Las bebidas alcohólicas deben consumirse con moderación.
• Los alimentos ahumados, conservados en sal, o con preservantes de nitratos, no deben formar parte integral de tu dieta cotidiana.
• Control del peso corporal.

Los estudios realizados entre la población actual han  llegado a la conclusión de que existe una relación entre determinados hábitos alimentarios y la incidencia de algunos tipos de cáncer. No obstante, el hecho de que algunos alimentos puedan originar cáncer es circunstancial. Sin embargo, la relación es lo suficientemente clara para que se puedan sugerir cambios a realizar en la comida diaria, con el fin de reducir el riesgo de desarrollar determinados tipos de cáncer. 
Existen algunas sustancias comestibles que desarrollan el cáncer de forma directa. Sin embargo, los métodos empleados para la conservación y la preparación de los alimentos, y la cantidad de fibra y grasas que comemos, influyen en nuestras posibilidades de impedir el desarrollo de un cáncer.

LA GRASA Y LA FIBRA
En algunos países como Japón, donde el consumo de grasas es muy bajo, la incidencia de cáncer de mama o de intestino es mucho menor que en otros países donde se consume un elevado número de grasas como, por ejemplo, los EE.UU. o varios países del centro de Europa. En cambio, los hijos de los japoneses inmigrantes en los EE.UU. pierden esta protección, presumiblemente como consecuencia del cambio en sus costumbres alimenticias.
Naturalmente, esto no quiere decir que las grasas provocan el cáncer; también existen otros factores. Las dietas ricas en grasas suelen presentar, al mismo tiempo, un bajo contenido en fibras, de modo que también podría ser la carencia de fibra la que origina esta enfermedad. Un mayor consumo de fibra, e inferior de grasas, es sumamente recomendable para el corazón y probablemente te proteja contra el cáncer.

LA OBESIDAD
Aquellas personas que superan su peso ideal en más de un 40% se exponen doblemente a contraer algún tipo de cáncer. Sin embargo, no se puede culpar directamente a la obesidad en sí; seguramente los responsables del exceso de peso son otros factores socio­económicos y ambientales.

ALIMENTOS  QUE  PREVIENEN  EL CÁNCER
La fibra reduce el riesgo de desarrollar un cáncer de intestino, tal vez porque acelera el paso de las heces.
El pan integral, los cereales, los fréjoles secos y los garbanzos, la fruta y las verduras frescas son alimentos ricos en fibra.
La vitamina E, así como el selenio y las vitaminas A y C, contribuyen a prevenir el cáncer ya que neutralizan los efectos perjudiciales de las sustancias oxidantes en el organismo. Se encuentran en las nueces, los aceites vegetales, las carnes, las verduras de hojas verdes y los cereales.
La vitamina C también figura en la lista de los elementos preventivos de las enfermedades cancerosas, particularmente de aquellas del esófago y del estómago, ya que impide el desarrollo de las sustancias nocivas. La vitamina C se encuentra en frutas y verduras frescas.
El selenio está presente en pescados, mariscos, carne, cereales integrales y productos lácteos. Probablemente prevenga aquellos tipos de cáncer originados por el deterioro de las células.
Es posible que las verduras crucíferas tales como la coliflor, la col, las coles de Bruselas y los nabos reduzcan el riesgo de contraer cáncer en el sistema digestivo y el respiratorio.
La vitamina A impide el desarrollo de cáncer actuando directamente sobre la célula y deteniendo cualquier evolución de la misma hacia un estado cancerígeno. Sin embargo, un exceso de vitamina A también puede ser perjudicial.